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8 diciembre, 2024
Sandra Sánchez: contra la adversidad

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La energía que ha permitido a la karateka Sandra Sánchez, Premio TELVA 2021 al Deporte, ganarlo todo (incluido un Oro en los Juegos de Tokio) no viene sólo de su potencia muscular, sino de algún lugar remoto donde reside su fuerza mental. Entre Oriente y Talavera de la Reina se presenta al mundo este portento de mujer.

Sandra (Talavera de la Reina, 1981) es la persona que aparece detrás de su sonrisa. «Me gusta la cara de ilusión que pones cuando cuentas tu historia, ese brillo en tus ojos», dice Toni Mateu, el fotógrafo, que escucha nuestra conversación. En contraste con su gesto fiero y concentrado en el tatami, llega al estudio con una coleta de caballo y tan niña como podría serlo una formidable atleta de 40 años que acaba de ganar el único oro de España en solitario en los Juegos Olímpicos de Tokio. Con más mérito cuando lo ha hecho en kata, una disciplina del kárate que es la primera vez que compite en unos JJOO y además en Japón, la meca de las artes marciales.

Pero no hay descanso. La próxima semana viajará a Moscú para competir, en esta carrera sin fin, de tatami en tatami. Un sacrificio que para ella forma parte de su vida elegida, junto con su marido y entrenador Jesús del Moral.

Viven en el CAR, el centro de alto rendimiento de Madrid, donde él es el seleccionador nacional del equipo de kata del que Sandra forma parte. «Vivimos en una habitación chiquita de dos camas, con un escritorio y un baño. Como estudiantes. No hay cocina ni nada. Es verdad que, por un lado, pierdes privacidad, porque no es lo mismo entrar con 14 o 16 años, viniendo de casa de tus padres, que cuando ya has tenido tu propia vida», explica. «Pero también lo valoras porque ya sabes el tiempo que hay que dedicarle a hacer la compra, a cocinar, a poner lavadoras, a limpiar…. y yo lo gano para el objetivo que tengo a la vista».

Así que tras un agotador dia de trabajo físico, a las 10 ya están en la cama. «Sandra es muy de series románticas -dice Jesús- y lee muchísimo, le tengo casi que apagar la luz», se ríe. Cuenta ella que en la pandemia fue la única vez que pasó más de un fin de semana en su casa de Talavera de la Reina, que compró hace cuatro años y ha ido pagando poco a poco.

Sandra ya había vivido antes en el CAR. Fue seleccionada para el equipo nacional de adolescente, pero su madre enfermó de cáncer y decidió dejar la residencia y volver a Talavera, entrenando con su maestro, Javier Pineño, mientras cuidaba de su madre. «Ella no me lo pidió, pero a mí me pareció lo normal. Si tu madre enferma, que estés con ella ¿no? No pensé en lo trascendental que podría ser aquella decisión».

A alguien en la Federación no le gustó nada y dejaron de llamarla. No un tiempo breve, sino que no volvió a formar parte del equipo nacional hasta los 32 años, cuando ya lo había ganado todo por libre. «Yo no lo entendía, seguía consiguiendo medallas, pero nunca me llamaban, ni siquiera para competir en equipo, para un curso o una tecnificación». Mientras, estudió INEF, hizo un Erasmus en Lisboa para practicar deportes acuáticos que le encantan… y se fue a Australia con una beca para estudiar inglés. «Vi que mi carrera en el kárate estaba estancada y me marché. Siempre me ha gustado la sensación de coger la mochila y empezar de cero, en eso soy bastante aventurera». Allí daba clases de kárate a niños, jugó en un equipo de fútbol y siguió entrenando. «Creo que por esto me gustan las katas. Para el combate necesitas un contrincante, pero la kata la puedo trabajar sola, en cualquier lugar mientras tenga un espejo. Me gusta esa independencia».

Al regresar, su maestro le propuso volver a competir. «Yo sabía de mi potencial, pero nunca había tenido un entrenamiento físico personalizado». Buscó al mejor, Jesús del Moral, que había sido seleccionador de Castilla-La Mancha. Le costó convencerle. «Jesús tiene un don. Absorbe conocimientos de aquí y de allá, de la gimnasia, del atletismo, y lo lleva al mundo del kárate». Con él viajó a Japón y trabajó con varios maestros, ganó medallas y… «entonces me llamaron de un club de Dubai para que les representara en los campeonatos y a él le contrataron de entrenador». «Teníamos tiempo porque trabajábamos pocas horas -explica Jesús-. Así que, en lugar de ir a la playa o al centro comercial, decidimos ponernos en serio con el físico de Sandra. Cada kata exige mucho esfuerzo físico, de tensión y relajación, porque es en este contraste donde está la explosividad y al mismo tiempo la fluidez en los movimientos. Y este secreto te lo da el entrenamiento». Ese año 2015 Sandra ganó el Campeonato de Europa y ya no bajó de ahí.

telva

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