El entrenador valdeorrés plantea que karatecas como Lucía Herrero podrían perder la beca que ahora les permite entrenar en el CAR de Pontevedra
El pasado 21 de febrero se conocía la noticia de que París 2024 dejaba fuera al deporte del karate sin esperar al turno de exhibición en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020. La decisión, que desde entonces muchos países intentan que se revoque, ha provocado no pocas reacciones, entre ellas la de España y el presidente de la federación española, Antonio Moreno, quien ya expresó en su momento que «lo que están haciendo con el karate es una vergüenza».
Así nos lo ha transmitido Nicolás Rodríguez, maestro de karate en Valdeorras y El Bierzo durante muchos años. Cree este entrenador que las consecuencias de esta decisión afectarán, en primer lugar, a las categorías inferiores del karate, esos deportistas «que se estaban preparando para la olimpiada gracias a las becas concedidas como las que concede la Xunta para el Centro de Alto Rendimiento, CAR, de Pontevedra». Ese en el que entrena la valdeorresa Lucía Herrero Valcarce y sus otros tres compañeros seleccionados. «¿Qué va a ser ahora de karatecas como ella?» se pregunta, «¿dónde quedan los programas preparatorios para esa cita, los esfuerzos realizados a nivel federativo y más importante, a nivel particular?».
Cuenta Nicolás Rodríguez que el sentir de la federación española es profundo, porque «la carta de presentación, con Sandra Sánchez y Damián Quintero a la cabeza mundial, no podía ser mejor, justo en el año que se presenta el karate». Pero vista la decisión, este deporte se presentará y no concurrirá a París 2024. Y todo ello a pesar de que Francia es una potencia a nivel mundial en este arte marcial.
Que el karate no entre a formar parte de los deportes escogidos para los JJOO de París, y que sí lo hagan deportes como el breakdance o el surf, con menor trayectoria reivindicativa, no termina de entenderse. «Se habló de un tiempo en el que el karate se haría olímpico antes que el taekwondo; hace ya más de 30 años que lo es, se exhibía por primera vez en los JJOO de Seúl 1988, mira los años que nos llevan de ventaja», cuenta Nicolás.
«A nivel arbitral se estaban ahora modificando para la competición, cosas para que el espectador lo viera y entendiese mejor, y cuando estamos formando todo eso nos dicen que ya no vamos a estar. Es un sinsentido». Pero aún así, confía este maestro valdeorrés en que recapaciten por las más de 100 millones de licencias de gente que «ha quedado eclipsada por la decisión, quizás condicionada, de unos pocos».
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