Gloria Guissou, la gran campeona burkinabé de kárate, rompe moldes

Aspirante a participar en los próximos Juegos Olímpicos, ha sabido ‘tumbar’ tanto a sus adversarias deportivas como a los prejuicios que condicionan la vida de muchas mujeres en África

A Gloria le pusieron un nombre premonitorio… Con 24 años, ya ha ganado 42 medallas de oro, seis de plata y tres de bronce en competiciones nacionales e internacionales. Hoy es, y desde hace nueve años, la campeona de kárate de Burkina Faso, lo ha sido de la región de África del Oeste en cinco ocasiones y es la primera atleta mujer de Burkina Faso en obtener una medalla en los Juegos Olímpicos de África.

Gloria Guissou empezó a practicar las artes marciales a los cinco años con su padre, profesor de kárate. En su primera competición ya ganó una medalla y a partir de ahí salió victoriosa en todas las siguientes. A los 17 años participó en el campeonato de África, una experiencia decisiva para ella, ya que descubrió que su peor enemigo es el miedo: “El aspecto mental fue decisivo, no me valoré lo suficiente, pensé que forzosamente tenía que perder porque era más joven que mis adversarias. El hecho de haber dudado de mí, me impidió ganar. A partir de ese momento, decidí que mi mente no iba a frenarme”, contaba durante una entrevista realizada el pasado mes de marzo en la Escuela Superior Politécnica de la Juventud de Uagadugu (ESUP-Jeunesse), a donde acudió a impartir una conferencia.

Y la deportista ha sido fiel a sí misma, a pesar de los prejuicios de su entorno, siempre luchando contra la adversidad como en el tatami lo hace por las medallas: “Mis maestros no paraban de repetir que era una pérdida de tiempo invertir en una mujer. Para todo el mundo, lo normal es que nosotras abandonemos la carrera profesional muy pronto, como muy tarde en cuanto contraemos matrimonio”.

Pero Guissou rompió el molde. Hoy, a sus 24 años, es una mujer casada y se encuentra en el momento álgido de su carrera deportiva: “Cuando celebré mi boda, había entre los invitados compañeros karatekas. En su discurso, todos dijeron que ya era el momento de dedicarme a mi vida familiar y dejar el deporte, pero no les hice caso”.

A pesar de la presión del entorno, continuó con su carrera profesional en el deporte después de su enlace, aunque sus amigos y familiares no paraban de instarla a abandonar la competición: “Tuve un año muy intenso. Viajé a seis países para participar en competiciones, a veces permanecía fuera casi un mes. Mi deseo ahora es ir a los Juegos Olímpicos”.

Hasta ahora, nadie ha podido frenar su determinación. Pero a causa de la covid-19, los Juegos Olímpicos del 2020 tendrán lugar en el 2021 y en sus ojos aparece por primera vez la sombra de una duda y cierta tristeza: “No estoy segura de que mi marido pueda esperar hasta entonces para tener nuestro primer hijo, así que puede que este sueño no se realice…”.

A esta mujer tremendamente luchadora, a la fuerza impresionante de su mirada, a esa extraordinaria rebeldía que abre nuevos caminos para las deportistas en África, hay que añadir una admirable capacidad de renuncia: “Durante años he perseguido con tesón una beca para ir a Europa a formarme, pero cuando el Gobierno de Burkina Faso me la concedió, mi boda ya estaba programada. Si la aceptaba, tenía que detener todo el proceso. Mi novio me pidió con lágrimas en los ojos que no renunciara a la beca, pero para mí era importante honrar el apoyo inquebrantable que había tenido de él, así que finalmente renuncié”.

Luchar sin detenerse ante la falta de apoyo de su entorno, luchar contra sus propios miedos y transformarlos en energía de combate no ha impedido a esta campeona karateka despegar los pies de la tierra: “Hay grandes campeones que dejan de lado su vida personal y social. Finalmente, un día esto pasa factura y se vienen abajo. No hay que olvidar que la faceta personal influye también en tu rendimiento físico. Hay que saber encontrar un equilibrio”.

Además, Guissou no es solo una deportista profesional; acaba de obtener un máster en Agua, higiene y saneamiento en el sector de la cooperación internacional (Water Aid) en la Escuela Superior Politécnica de la Juventud de Uagadugú (ESUP-Jeunesse) y es una mujer comprometida socialmente. “Me han nombrado embajadora deportiva de la escuela y los alumnos, sobre todo las alumnas, me ven como un modelo, me piden consejo para saber cómo conciliar el matrimonio con oficios en los que los equipos son mayoritariamente masculinos. Les digo que no se precipiten en elegir a su futuro marido. Es como elegir un socio de una empresa: tiene que ser alguien con el que poder realizar un proyecto común, un hombre que no se deje influenciar por un entorno que le diga lo contrario”.

Tras obtener los mejores resultados de su promoción en la escuela, Gloria realiza sus prácticas en la delegación de la Unión Europea en Burkina Faso y además de su deseo de participar en los Juegos Olímpicos en el 2021, se proyecta a sí misma en el futuro como experta en agua y saneamiento: “Me gustaría continuar mi carrera profesional en esta dirección. No quiero limitarme a mi país, porque gracias al kárate, he descubierto que me gusta mucho viajar. Quiero dejar mi zona de confort. La cooperación y su dimensión internacional me encantan”.

En la actualidad, multifacética, participa también en numerosas conferencias para promocionar el acceso de las mujeres a oficios considerados masculinos. Además, es la entrenadora principal del equipo femenino del club Avenir Kárate de Paspanga. Los medios de comunicación la invitan a menudo para hablar de la práctica femenina de las artes marciales: “Ahora ya hay muchas chicas participantes, incluso es un orgullo para los padres. Pero llegadas a cierta edad, les dicen que paren. Los derechos que tenemos hoy, los hemos obtenido gracias a otras que lucharon por ello, hicieron huelgas, algunas fueron asesinadas. Tenemos el deber de honrar a esas mujeres y de hacer algo más para abrir el camino a las que vendrán”.

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