En el verano de 1996, un chaval de 12 años echaba a un lado la mesa del salón de su casa en Málaga, colocaba un colchón y se pasaba toda la noche delante del televisor. Era uno de los muchos espectadores de los Juegos Olímpicos de Atlanta. Sobre todo le gustaban las pruebas de natación y atletismo. Aquel jovencito se llamaba Damián Quintero y hoy su nombre aparece en todas las quinielas de medallistas en los Juegos de Tokio. «Veía a esos deportistas como superhombres y supermujeres y ahora tenemos nosotros la suerte de estar en unos Juegos», afirma con satisfacción.
Por aquel entonces llevaba ya cinco años practicando el karate. En el colegio el gustaba el baloncesto y el waterpolo, pero Miriam, su madre, le apuntó con 7 al Club Goju-Ryu porque era muy travieso. «Le vino muy bien esa disciplina de un arte marcial, es muy aconsejable para niños inquietos. Empezó y luego le gustó y ya no se quiso cambiar», recuerda Miriam.
En 2012, Damián trabajó como ingeniero de cálculo en una empresa. Durante los Juegos Olímpicos de Londres, cuando era el turno del arquero Elías Cuesta, actual seleccionador nacional y su mejor amigo, dejaba todo para estar atento a cada una de sus tiradas a la diana. «Los Juegos siempre han sido muy especiales», reconoce el número 1 del ranking mundial de katas a escasos días de hacer realidad su sueño.
Sandra Sánchez no tiene recuerdos olímpicos de su infancia. Fue más consciente a partir de la Universidad. «Pensaba en mi deporte y me decía: ‘¡Qué bonito sería que el karate estuviera ahí! Se me ha saltado alguna lagrimilla viendo a los deportistas cuando ganaban. Ahora estamos viviendo nosotros ese sueño», dice la campeona mundial de katas y mejor karateca de todos los tiempos.
«Cuando entré en el CAR y me cruzaba con deportistas que veía por la tele me costaba creer que fueran de carne y hueso, aunque yo sigo sin ser capaz de verme como Carolina Marín o Mireia Belmonte», añade con humildad. Sandra había empezado con cuatro años sobre el tatami porque quería emular a su hermano Paquito, dos años mayor. Sus padres le habían apuntado a clases de baile pero se rebeló. Ya mostró su rebeldía desde pequeña, un carácter que gracias al karate ha conseguido domar.
Un camino complicado
A la pequeña Sandra se le dio bien y empezó a ganar campeonatos entre clubes. Aún recuerda con mucho cariño su primera medalla, tan pequeña como una moneda de gominola. Según pasaron los años, los éxitos se le resistieron y hasta que no ganó su primer Campeonato de España en 2015, con 32 años, no le dieron una oportunidad internacional. Desde entonces acumula seis títulos europeos consecutivos y uno mundial, además de inscribir su nombre al lado del Récord Guinness de victorias en la Premier League.
Damián no se baja del podio continental desde 2004, cuando fue plata con 19 años. Suma 22 metales: 10 oros (seis individuales y cuatro con el equipo), 9 platas y 3 bronces, además de dos subcampeonatos mundiales. Acumula 114 metales en su carrera (77 internacionales y 37 nacionales). Sin embargo, tampoco lo tuvo fácil. En 2008 pensó en dejarlo. No entendía que sólo contaran con él para el equipo de katas. No entraba en las competiciones individuales. Se enfrentó al entonces seleccionador y la Directiva técnica de la Federación. Fue expulsado seis meses. La situación se recondujo y empezaron los éxitos en Europeos y Mundiales.
Con semejantes palmarés, no es de extrañar que todos apuesten por Damián y Sandra en las quinielas de medallas para la delegación española en Tokio. «Es un halago y los resultados nos avalan, pero no hay nada ganado. Ha habido casos de campeones del mundo o continentales que han llegado a unos Juegos y no han dado el do de pecho. Estamos trabajando muy duro para conseguir una medalla y la presión la convertimos en una motivación extra«, dice el malagueño.
«A mí también me motiva que mucha gente crea que nuestro karate y nuestra forma de ejecutar las katas valen una medalla olímpica. Te dan más ganas de trabajar y seguir entrenando para hacer realidad esas quinielas», añade Sandra.
Ambos reconocen que se han visualizado en el podio. «Alguna vez sí», confiesa la talaverana con timidez. «Todo se entrena, es trabajo de visualización», apunta Kingtero. «Jesús [del Moral, el seleccionador] nos pone en situación. Crea una competición imaginaria para que nos vayamos sintiendo como ese día y lo sepamos gestionar«, explica Sánchez.
El parón por la pandemia
Y mucha imaginación han tenido que echar en el confinamiento. Durante más de un año, no hubo ninguna en el calendario internacional. «Al principio fue duro entrenar por videollamada. Antes de que se aplazasen los Juegos estábamos como cohetes, pero bueno, hemos tenido un año más para mejorar», dice Quintero, que ve el vaso medio lleno. Este tiempo extra le ha permitido entrenar un nuevo kata de cara a los Juegos, ya estrenado en competición.
Todos los esfuerzos han merecido la pena para llegar hasta aquí. «Lo que más me ha costado es separarme de mi familia [vive en el CAR de Madrid]. Pero ese sacrificio vale la pena porque hemos conseguido nuestro sueño, que es estar en unos Juegos. Si nos espera la gloria o no, no lo sabemos, espero que sí porque hemos trabajo muy duro para conseguirla», sentencia Quintero.
Sandra Sánchez comparte esta opinión cuando echa la vista atrás: «Esto es una elección de vida. Yo elegí en cada momento el camino que quería seguir y lo disfruté al 100 por 100. Ahora sigo en él, me lleve donde me lleve. Siempre que elijas pensando en ser feliz va a merecer la pena», reflexiona. Pase lo que pase en Tokio, saben que lo suyos estarán, como siempre, a su lado. Sus mensajes no faltarán antes y después de competir, sea cuál se al resultado. «Si vienen con el emoji de medalla y bien doradita, mejor», apunta el malagueño.
Debut y despedida olímpica
El karate vivirá su primera experiencia en unos Juegos y la última, de momento, tras quedar fuera de parís y los ángeles
El karate verá cumplido su sueño de ser olímpico en Tokio. Lo persiguió durante décadas, pero su duración parece efímera. No se augura vida bajo los aros más allá de este 2021. «Vamos a hacer realidad el camino que abrieron muchos compañeros nuestros desde hace años. En el tatami no vamos a estar solos, van a estar ellos y todas sus vivencias. Debemos aprovechar este escaparate para demostrar lo grande que es el karate», apunta Sandra Sánchez. «Tenemos la responsabilidad de enseñar los valores que conlleva nuestro deporte y que el COI y las ciudades que sean sedes en un futuro se den cuenta de que es un deporte que tiene tradición y debe estar en los Juegos», reivindica Quintero. Damián y Sandra serán los primeros representantes del karate español en unos Juegos.
marca
Más historias
El kárate debutará en los Juegos de los Pequeños Estados de Europa de 2025
ENTREVISTA A ANTONIO MORENO MARQUEÑO
Andorra 2025 tendrá doce deportes con las novedades del kárate y el rugby