Carlos Huertas es un joven vecino de Puçol que, a sus 25 años y con un 65% de discapacidad, se ha proclamado campeón autonómico en la primera Liga Valenciana de Parakárate, por lo que el 24 de marzo acude a Sevilla al Campeonato de España. Tras 21 años entrenando y aprendiendo con su maestro Pepe Claramunt, ahora es monitor, coach y aspira a representar a España en las Olimpiadas de 2020 en Tokyo.
Hasta 2017, Carlos Huertas había ganado el autonómico en las categorías alevín e infantil, pero compitiendo en la liga normal. El pasado año, con la creación de la Liga de Parakárate con cuatro categorías (silla de ruedas, discapacidad física, discapacidad intelectual y ceguera) comienza una nueva etapa a nivel deportivo.
Porque el deporte para él lo es todo, como explica su inseparable entrenador Pepe Claramunt: «llegó al gimnasio Kodama con cuatro años y desde entonces hemos estado progresando gracias al deporte, ya que en aquella época era incapaz incluso de saltar con los dos pies juntos».
Un progreso en el que el 65% de su deficiencia intelectual no ha sido un impedimento para obtener en tres ocasiones el campeonato autonómico, pero no sólo en la competición se puede observar su crecimiento personal: «Carlos es 2º Dan de kárate, tiene la titulación de monitor y también es coach oficial, es decir, es un maestro que ayuda a los competidores. Hoy por hoy, es lo máximo a lo que puede aspirar en este campo».
Unos méritos deportivos y humanos que podrían llevar a la Federación Valenciana a hacerle un homenaje, asegura su profesor, que además es maestro nacional y está seguro de que su trayectoria puede dar un gran salto ahora que compite en una categoría específica, gracias a la creación de los campeonatos de parakárate: «el nacional de Sevilla, el 24 de marzo, es la puerta de entrada para saber si puede llegar a las Olimpiadas… y yo creo que lo va a conseguir».
Precisamente Pepe también ha dado un giro a su trayectoria en los últimos meses: tras 40 años dirigiendo el gimnasio Kodama, ahora se ha retirado a un lugar más pequeño, el Zen Kodama, para centrarse sólo en crear una escuela de kárate, yoga, pilates y clases personales: «Gracias al ejemplo de Carlos, quiero organizar clases para alumnos con algún tipo de discapacidad, en colaboración con el Ayuntamiento de Puçol y la Federación Valenciana, y dedicarme sobre todo a la enseñanza»
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