La atleta, cinturón negro y profesora de bellas artes en el Ministerio de Educación y Enseñanza, empezó a dar clases de artes marciales hace cinco años.
La palestina Samah Shahin, de 38 años, oriunda de la ciudad de Salfit, en Cisjordania, ha logrado sobrepasar obstáculos y superar las tradiciones y la cultura de su sociedad para convertirse en entrenadora de Karate. Hoy Shahin, con cinturón negro 4º dan, enseña Karate a unos 40 niños de diversas edades.
Salfit, con una demografía de carácter rural y conservador, es la capital de la provincia más pequeña de Cisjordania. Según la Oficina Central Palestina de Estadísticas tiene aproximadamente 10.000 habitantes.
Shahin, profesora de bellas artes en el Ministerio de Educación y Enseñanza, empezó a dar clases de Karate hace cinco años. Shain ha participado en varios campeonatos nacionales y en países árabes, en los cuales ha conseguido varias medallas. La última fue de plata en el campeonato entre universidades palestinas organizado en la Universidad Nacional an-Nayah, en la ciudad de Nablus, también en Cisjordania.
La entrenadora de Karate, en conversación con el corresponsal de la Agencia Anadolu, cuenta que empezó a practicar la disciplina a los 15 años y que ahora quiere abrir un gimnasio en su ciudad natal para entrenar a las niñas, para que en el futuro representen a su país en competencias internacionales.
Shahin, aparte de maestra, también es madre de cinco hijos, los cuales todos saben Karate. Su hija Shayma, de 13 años y que hoy acompaña a su madre en el gimnasio, es cinturón verde.
“Al principio la sociedad no aceptaba la idea, pero con el transcurso del tiempo el número de aprendices creció. Hoy tengo una gran cantidad de alumnas que entrenan Karate y que quieren llegar a niveles avanzados y participar en competiciones internacionales”, dice Shahin, añadiendo que el Karate no solo es para los hombres.
“Nos faltan muchas cosas. Las niñas entrenan en un gimnasio no apto para el Karate. Queremos desarrollarlo y convertirlo en un centro especializado”, dice Shahin, que ha conseguido compatibilizar, con el apoyo de su familia, entre su trabajo de profesora en el ministerio y de entrenadora y su familia, aseverando que “el apoyo familiar es la llave del éxito”.
Shahin opina que el arte marcial japonés no es solamente un deporte de defensa personal sino que también favorece la autoestima y ayuda a formar la personalidad de la persona que lo practica.
“En un futuro cercano pienso representar a Palestina en competiciones en países árabes e internacionales. Hay un apoyo creciente del entorno y la gente te mira con respeto”, asegura la hija de la entrenadora, Shayma, que a su vez expresa su pasión por la disciplina, añadiendo que está muy contenta de que su madre sea entrenadora de este arte marcial y que tanto ella como sus hermanos van a seguir sus pasos.
“Me siento orgullosa y capaz de forjar mi carácter”, dice Bana Said, otra alumna de 12 años, asegurando que se siente feliz al hacer Karate con la entrenadora Shahin. Por su parte otra de las alumnas de Shahin, Malak Mahir, de 14 años, cuenta como el Karate le ha ayudado a formar su carácter añadiendo: “Me siento segura y orgullosa de mí misma. Ahora puedo hacer muchas cosas por mí sola”. Mahir invita a todas las chicas a aprender el esta arte marcial.
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