Una reflexión sobre esta dualidad muy habitual.
Afortunadamente y después de mucho pelearlo – ya os acordareis desde cuando vengo pidiendo ésto – cada vez tenemos coach más profesionales y mejor preparados en las sillas, algo que nos beneficia a TODOS y muy especialmente al motivo por el que entregamos nuestros fines de semana a ésta actividad: LOS COMPETIDORES.
Conocer el reglamento no sólo les permite entrenar más eficientemente sino conocer sus obligaciones, y también sus derechos.
Mi recomendación es que, en aquellos encuentros donde el competidor es vuestro hijo/hija, cedais el puesto a uno de vuestros colaboradores. Para muchos trabajos, esa implicación tan directa impide que se tomen decisiones adecuadas, motivo por el que una operación quirúrgica o un pleito, por ejemplo, lo enfocará mejor una persona sin conflicto de intereses.
Dad un paso atrás y confiad en vuestro equipo, todos saldremos ganando, en especial los competidores.
P.D. Por supuesto, están incluidas todo tipo de relaciones «cercanas» no sólo las paterno filiares: novios/novias, marido/mujer, hermanos/hermanas. Seguro que ya lo habíais supuesto 😉
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